sábado, 12 de diciembre de 2015
EL DORMILÓN
Había empezado por apuntalar estrellas disidentes con la esperanza de que aquéllos sueños no se escaparan esta vez. En ocasiones anteriores había optado por pegarlas ,atarlas con cintas dobles colgando del firmamento ;pero siempre ocurría algo que las hacía volar como cometas y el ADN del interior se difuminaba entre toda la materia cósmica.
No sabía si se lo había dicho el alma de los sueños o si simplemente al fin, la idea había surgido en el momento adecuado.
El aprendiz cogió su escalera y aquélla extraña caja de herramientas aptas para ese escenario que tan pocas personas pueden llegar a ver, sólo algunos locos que deciden usar gafas de sol para días de lluvia.
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