MAGNOLIAS DE VIENTO
La
playa se iba extendiendo como un gigantesco papiro más allá de donde
alcanzábamos a ver.
Relajadamente,
en el agua, a la vez que flotaba yo lo iban haciendo mis sentidos.
Empecé
a salpicar a Max y a Cecilia que parecían distantes. Algo se había vuelto raro
en el ambiente; el cariz de broma que había tenido el viaje se había convertido
en una especie de mueca. El sol comenzó a caer a una hora que no era la suya y
cuando me giré para cerciorarme de que ellos veían lo mismo, habían desaparecido
en el mar.
Frente a mí, en la orilla ,había una extraña e
inmensa caracola de colores imposibles. Me acerqué, sintiéndome de pronto muy
pequeña. La tomé con mis manos temblorosas y acto seguido la puse en mi oído
derecho, como si supiera que tenía un mensaje para mí. Un eco familiar se fue
trasladando a todo mi ser y encaminé unos sorprendidos y decididos pasos hacia
el lugar indicado. La casa, escondida entre las dunas ,con las contraventanas
pintadas de azul me esperaba. Al abrir la verja pude ver ,envuelta en mi
asombro, de nuevo a mi madre. Se columpiaba divertida como si fuera de viento. Era
levante y poniente, era del material con el que se fabrican los sueños. Era de
viento, marea, de fuego, cenizas y eternidad. De nuevo juntas, un encuentro
inesperado de los de noche azul. No sé si empezó el perfume primero, si fue su risa ...o
lo etéreo del momento. Algunos instantes son más bellos que la propia vida, son
del sonido de las caracolas.
Hoy,
vuelvo a convertirme en arena, en aire…en sal. Desciendo de nuevo hasta la
playa bajo un sol que no quema, que calienta y nunca más será oblicuo. Vuelven
y vuelan las estrellas en mi pelo, me sostienen ,me elevan .Ellas,se llevan los
fantasmas de esta y mil eras. Ya no hay estaciones de paso, ya no hay relojes
ni péndulos suspendidos… Ya sólo está el color de los abrazos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario