sábado, 9 de julio de 2016

MUTANTES AL TRASLUZ


"¿En cuántos tipos de personas podríamos dividir a una sociedad? A lo mejor tú serías de esas que describen su vida al detalle en un sólo café.Lo cierto,es que suscita algo mi curiosidad el hecho de saber si al menos eres de las que viven de verdad y no a través de un cristal,fabricado con retales de recuerdos,o se enfrenta cada día a ser una postal que llega a donde quiere ser enviada.
Sólo espero que nunca llegues a ser la postal que se queda esperando,sentenciada en un cajón rodeada de objetos inservibles,anhelando ese viaje que en volandas la llevará a un destino mejor,liberándola de todo."

De algo por el estilo y de mucho más,íbamos hablando ella y yo bajo un cielo de verano,pero para mí era de verano de los de antes,con aroma y con sabor.Nunca había desterrado con más ganas tantos otros momentos estivales,deslavados y sin gracia.
Para mí era así,me sentía feliz,pero en cambio para ella, todo era distinto.Aquél sería  de aquellos para no recordar.
Cuando llegamos al sitio acordado,no hicimos ningún gesto,no hacía falta.Pedimos algo para comer y con el vino, alzamos nuestras copas en un brindis bastante escueto.No hacía falta nombrar a quien  no nos atrevíamos,quizás por miedo a desenterrar la realidad que esconden las despedidas.
Quizás siempre hay cosas que deben permanecer  bajo siete llaves,por lo que ella y yo decidimos sin pensar ,omitir las palabras.No las necesitábamos en aquel instante de silencio no incómodo,no era ese tipo de silencio en el que sales  de tu forma corpórea y a su vez, sigues sentado en una mesa con una incontinencia verbal inusual en ti.Pero a veces las cosas no salen como uno espera,bueno, lo cierto es que casi nunca.En estas estoy,elucubrando y marchándome de algún modo lejos,puede que inconscientemente huyendo de algo.Y ese precisamente es el justo momento en el que mi confidente deja caer el teléfono como en una escena de una película, mientras reprime las lágrimas en un grito ahogado antes de marcharse. 
Casi sin apenas darme cuenta,ella se ha ido con sus pasos ligeros de hada mientras yo me he quedado petrificado,sin saber qué hacer ni qué decir.Allí sigo,con esa lúgubre sensación para la que no existe consuelo,donde nada sirve ni ayuda...donde todo te suena a palabras sin sentido que retumban huecas en tu cabeza.Porque el tiempo no cura,pero el dolor y sus extremidades dependen exclusivamente de cómo ocupes ese tiempo.Tu salvación se alimentará de los afectos que recibas,del tacto de la sinceridad...Pero sabes que esto es cuestión de suerte,esa que a veces hay que buscar,a sabiendas de que habrá mil  ocasiones en las que a pesar de tus intentos, si ella no está de tu parte...tocará esperar y claudicar.
Y ya puestos,te diré que con toda esta amalgama y este tejido plastificado,llegará la desesperación.Lo hará calando todo,hasta los huesos.La mía vendrá de la mano por no poder ayudar a mi amiga, la de Mayte vendrá con el rostro tapado y caerá como una lona cuando sea consciente de que su hijo ya no está.El día que cuando ocurra,tenga la certeza de que haga lo que haga, él no volverá.
Así que como lo sabía de sobra ,un instante antes de  que se fuera,la cogí de la mano con fuerza dejando todo en aquella firmeza.Tratando de transmitir en aquél gesto a la mujer que probablemente habría sido la mujer de mi vida, si no nos hubieran separado ciertos acontecimientos que jugaron en contra,todo lo que las palabras no pueden a veces decir.
Como si mis manos hablaran más que mis ojos,solté todo lo bueno que llevaba para ella, como si pudiera traspasar su piel y de nuevo,  una vez más,la dejé marchar.
El mundo parecía haberse parado en mi mesa y todo se había vuelto nebulosa,como sacado de un sueño.Las velas dibujaban y desdibujaban formas a su antojo y el olor a vacaciones sólo me lo devolvieron los retazos de vidas ajenas que se entrecruzaban a mi alrededor.Todo el plomo que había masticado un rato antes se iba marchando,se disipaba entre el licor y la extraña mezcla de palabras que llegaban cercanas y sin embargo,me llevaban tan lejos de allí,tan lejos que de nuevo empezaba a saborear otros días más ligeros que ahora me daba cuenta que añoraba.
Llevaba tanto tiempo solo que cuando Marcos,el chico de la camiseta gris, comenzó a hablar por primera vez, no me sentí identificado con nada.Hablaba de las exigencias de su novia en materia sexual y presumía de cómo a las cuatro de la mañana,tras una jornada maratoniana  y unas cuantas copas en el Sunset,había sido capaz de transportarla a otro universo con un polvo sorpresa ,mientras ella se había levantado tan sólo con la intención de beber agua.El chico parecía revivir la escena;y yo,que siempre tengo una imaginación desbordante,pensaba en el estropicio a la mañana siguiente con el consabido cabreo de la chica,que me daba a mí que no tenía muy buen carácter.Este extraño pensamiento, calmó algo la sensación que solapó mi mente al hecho de ver en aquél cuarto de baño ,de tonos ocres y verdes, dos cepillos de dientes.
Aquella idea me obsesionaba,era como la certeza de la soledad golpeándote cada mañana al mirarte en el espejo.A veces pensaba que quizás si colocaba dos cepillos en el vaso, aunque viviera solo desde hacía casi cuatro años,alguien aparecería en mi vida como por arte de magia.Era absurdo,pero esa sensación de que con pequeños gestos yo podía controlar la situación me tranquilizaba por momentos.Lo cierto es que disfrutaba de cierta soledad y de mi espacio como nadie,pero hacía tanto tiempo que en mi vaso de color verde botella sólo descansaba uno,un diminuto cepillo de color amarillo verduzco que no daba mucha confianza,que mi cabeza tejía y hacía brotar las posibilidades más nefastas.
Sentí por un momento  lástima de mí ,por tanto esfuerzo  depositado en  aquella historia ,quizás no exenta de elevadas dosis de egoamor,con Marta.No había culpables,tan sólo lo que habíamos aprendido.Ella debía ser muchas cosas que le marcaba la sociedad y yo me veía obligado para hacer todo lo que tiene que hacer un tío en condiciones.Y yo no era nada de eso...y ella tampoco,así que nos ahogamos en espirales sin aeroplanos del perdón.
La realidad es que era consciente del hecho de no ser un libro abierto y de que mis miedos y anhelos de origen variopinto,no se vislumbraran con facilidad.Esto,me hacía jugar con cierta ventaja y en casa, por lo que disfruté todo lo que pude durante mis años de extrema libertad en todos los aspectos.Mi vida era cómoda,fácil desde hacía no tanto y eso se disfrutaba.Todos los días eran viernes y no me preocupaba demasiado  ni  pasado ni futuro,hasta que el hijo de Mayte(la mujer que habría sido la de mi vida en otras circunstancias)enfermó ;y entonces de nuevo,la realidad me salpicó en un choque frontal contra una pared.La pared y la vida sacándome de mi estado de letargo. Mayte,el amor de mi vida...y un drama de los gordos bajo el brazo.
Fue entonces cuando de un zarpazo, fui realmente consciente de quién era yo realmente,lo cual ,no me gustó.
En primer lugar sacó la pata sutilmente todo lo que sentía,hecho que mis miedos se habían encargado de sepultar ;y en segundo lugar, lo que más me asustó.Yo,que era buena persona,supe de mi grado de mezquindad y egoísmo, desconocido hasta el momento.El hecho que me llevó a pedir una tercera copa,era el haber pensado que si moría el hijo de mi amiga, ella se apoyaría más en mí, teniendo todo así un sentido para los dos.En mi cabeza se dibujaban  fotogramas perfectos y todo lo que no me gustaba ,lo que sobraba,lo diluía en disolvente  hasta borrarlo.
Así iba pasando una noche realmente triste ,ensimismado en mis deseos y envuelto a la par,en las vidas ajenas que seguían decorando la mesa de al lado y por consiguiente la mía,que para aprovechar temporada,estaba pegada casi a la  del grupo de chicos más modernos de todo el local.
Era como una película a tiempo real  y a la carta para mí.
Intenté imaginar quién sería el siguiente en hablar,pero me equivoqué.El más callado estaba demasiado pendiente en su teléfono de última generación,como todos ellos.Ahora le tocaba hablar a la especie de la nueva era,el hipster de la mesa.
Preguntó con un acento típico de la capital del Guadalquivir ,algo que cómo no,me hizo pensar.
La pregunta dejó hueco para que sus cabezas y sus cuerpos depilados pensaran en mil y una anécdota.
Sonaba así:   ¿Cuál es tu ciudad perfecta para el amor? 
Mientras yo pensaba mi respuesta ,que nadie preguntaría ni querría saber,me columpié con la mente y bajé por un tobogán, para caer en la cuenta de que antes casi siempre había un amigo pijo en todas las reuniones o grupos, o al menos el que aparentaba ser el más guay de la manada,pero ahora no...ahora habían mutado.
El chico en cuestión ,llevaba un moñito pequeño pulido .Uno tan perfecto que ni mi anterior novia habría sido capaz de hacerse con tanto mimo, en la vida.Iba aderezado con una barba descuidada...¿descuidada?
¡Y una leche!Seguro que se había tirado tres horas o había ido a la barbería más cool del momento para darle ese aspecto.Bueno,dejando la estética aparte,me veo en la obligación de proseguir, que la dispersión y yo nos llevamos muy pero que muy bien,lo cual ha sido desde siempre.
Estábamos con aquella pregunta que me retumbó ,dejando un hueco en mi castigada sesera como de eco vacío y mudo,pero punzante en mi interior.
Yo no tenía ciudad para el amor ,sin embargo de desamor tenía unas cuantas.La verdad es que no siempre con la misma mujer,con el añadido además,de que siempre me dejaban ellas.
Por allí se barajaron varios nombres escogidos para el amor o el sexo.París,Barcelona,Granada y Madrid se llevaron la victoria.
Mientras por mi parte,intentaba adivinar en  un juego que solo entendía yo ,con los ojos cerrados,cuál le iba más a cada uno de ellos.
El hipster era el de Barcelona fijo,el del móvil iría derecho para Granada.París alojaría al más snob y Madrid engulliría al tal Marcos ,el guaperas de la camiseta gris.Este era mi mapa perfecto,se me daban bien este tipo de cosas.Sin embargo,atendí un poco y no di ni una a pesar de lo previsibles que me habían parecido.
Había juzgado antes de tiempo,claro error,pues quizás tendrían algo interesante que contarme lejos de tanto ego y aroma de superficialidad.
Volviendo al amor y a la ciudad ¿Y si pudiera elegir la mía?
Si pudiera elegir la mía,si mis historias hubieran sido distintas, también habría escogido Barcelona.
Pero mi fallo,ahora con el tiempo y tras las conversaciones con  Mayte,había visto que era sobre todo y en su máxima potencia,el hecho de no saber actuar.Yo,que parecía no venir con demasiados defectos de fabricación,siempre era igual con todo el mundo...y eso cantaba.
No me ponía trajes distintos,ni sacaba a pasear al muñeco de turno según la ocasión.El caso es que no era por ser siempre fiel a mi ideas o principios,era que no sabía,simplemente.A veces esa forma tan distinta de comportamiento las volvía locas,pero luego,en una sociedad con normas absurdas y protocolarias para todo...a ellas las exasperaba,pues buscaban a un hombre que siempre supiera estar y que se comportara como está descrito en los manuales.
Esto lo había empezado a entender durante todos y cada uno de los días que había pasado junto a Mayte,mientras la acompañaba a ver a su hijo al hospital ,rellenando un vacío y desolación que la iban engullendo un poco más a cada paso.Durante aquellas charlas envueltas en cantidades ingentes de café,había sido muy consciente de ello.Ella por su parte,creía que yo era su hombro,su apoyo;y estaba allí para ella,pero en realidad,era ella quien realmente me estaba ayudando a mirar de frente la vida,a conocerme y a mirarme sin velos,al trasluz.
De esta forma,había llegado a entender que en esta vida tendría que conformarme con aprender de los errores para la próxima hacerlo mejor si es que se daba la posibilidad.Pensé que probablemente si lo deseaba con fuerza,algún día no tan lejano,me reencarnaría en una mujer.
Pero... ¿y si nacía mujer y me comportaba como un hombre? ¿me odiarían más ellos o ellas?
¿y si en otro cuerpo recordaba lo mucho que me gustaba ser quien era?
Ya no podía pensar en nada más que no fuera esto,como si fuese probable que yo,YO,pudiese ser una mujer.
Besar a un hombre ya me daba de todo,así que no quería pensaren ir más allá.Pero entonces,si Mayte volvía a mi vida siendo la maravillosa mujer que era...¿me volvería lesbiana?
Todo esto viajaba de un lado a otro haciéndose hueco en mis castigadas neuronas hasta que crucé la línea que me invitó a parar.
Al final, me veía a mí mismo cual pelele,cambiándome de sexo por ella y sólo por ella,con lo cual ,estaría de nuevo en el mismo punto de partida y probablemente con las mismas taras que llevo a cuestas hoy acertando que nada de lo que hiciera me serviría de nada.
Estaba tan angustiado que ,en un acto reflejo,miré hacia la mesa de los chicos con la esperanza de ser sacado de un plumazo de tanta desazón.Lo necesitaba de tal manera ,que me habría conformado aunque fuera a golpe de patada dialéctica.Pero la vedad es que mi mente había trabajado tanto, que aquellos ultraman último modelo ya no estaban desde hacía rato.
Habían dado paso en algún momento de la noche a una hilera de palomas que  empezaban a comerse los frutos secos que ellos y sus esculpidos cuerpos, a golpe de gimnasio y ciertas sustancias,habían desterrado.El caso es que miré  hacia aquellas palomas y algo en mí se encendió.
Cuatro palomas,solo cuatro.Idénticas a ellos...
Las miraba y no podía dar crédito.Se parecían tanto a ellos,que no pude evitar echar a correr.
Corrí como un descosido,como si el alma me quemara.Supongo que imaginaba ,que en cualquier momento podría también mutar,convirtiéndome de pronto en un ave rapaz;y para esto,para esto sí que no me encontraba realmente preparado.

1 comentario:

  1. Ayer en el taller que te comenté una de las cosas que mas nos recordaron fue: Concretar. Eliminar lo superfluo. La historia con Mayte se mezcla entre las copas con el grupo, con un polvo de madrugada al ir a beber agua, con un cambio de sexo (y si me apuras hasta de especie).
    Espero que estés disfrutando.

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