viernes, 5 de diciembre de 2014

HIELO

La vieja fábrica se perpetraba como un gigante de hojalata y ladrillo visto alfinal de aquella avenida de árboles desnudos.Una pátina grisácea había acampado desde hacía sólo unos días en la ciudad,viento del Norte seco y cortante.Con su afilada cuchilla sesgaba todo lo que se le antojaba.Las chimeneas refunfuñaban porque no les daba tiempo a calentar los amasijos de hierro en los que se habían convertido los habitantes.El progreso había consistido en eso en decesos dee almas sin colmillos ni garras,dando paso a una especie superior.Superior en competencias y despoblados de lo que hacía tan sólo medio siglo era un luminoso fulgor y centelleante fulgor en los ojos de casi todos los que habitaban aquélla urbe,hoy convertida en una superpoblación de autómatas que engrasaban sus extremidades y sus mandíbulas de acero con un sucedáneo de aquél licor que mediante sus burbujas prometía la felicidad.
El pequeño hombrecillo se asomó a la ventana con cuidado de no ser visto,los tejados le sonreían con tristeza al igual que Felipe,el pequeño gato negro compañero de fatigas y única compañía desde que desapareció el mundo que conocía.Encendió la luz del pasillo y la cafetera que lloraba porque aquella pasta negra hacía temblar todo su engranaje,añoró el borboteo del café y su suavidad al deslizarse por su redondeado cuerpo.El pequeño hombrecillo sintió una punzada al ver que hasta su vieja cafetera era más humana que lo que ahora denominaban humanidad.Tomó un sorbo de aquella pasta parecida al petróleo y se enfundó en el traje de metal previamente engrasado;acaricio al pequeño Felipe y se fue a seguir poniendo tapones durante doce horas a cambio de no perder sus recuerdos.El aire aún traía aroma a café y a risas ,pero en cuanto se daba cuenta las enlatada o las cortaba con sus cuchillas,a él también le habían quitado su alma y con el miedo como denominador común,aquélla fría mañana de Enero siguó haciendo su trabajo,siguió poniendo tapones,en los oidos de los transeúntes que ya no se miraban,que ya ni se escuchaban.

2 comentarios:

  1. pues no te creas.... poca diferencia hay entre tu texto y la realidad que nos envuelve cada día más.. asco de vida!

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  2. La verdad es que Juana no te falta razón ,por eso sigo rascando y buscando cosas que me hagan un poco más feliz con este mundo tan frío y deshumanizado.Se ha vuelto muy gris y yo sigo buscando color

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