Aquél viejo pupitre de madera deshilachada me observaba cauto mientras se dejaba acariciar por el Catón o por alguno de aquellos libros que hablaban de cómo debían de comportarse las niñas de la época.
Los cromos de las vitrinas recordaban las manos que los habían sostenido con mayor o menor firmeza. Quizás a ellas no las echaron de clase...a mí sí por charlatana y por no parar de contar historias, muchas de ellas entonces... inventadas.
Me resultaba fácil y a veces hacían un corro para escuchar y mis ojos chispeaban satisfacción.
Vuelvo al ayer y al pueblo de mi abuela, frío hasta en verano;y sonrío cuando pienso en que su mayor logro en aquellos tiempos tan duros era ir a la escuela ,aprender a leer y apreciar cosas que a día de hoy se pasan por alto. Y aparece la palabra República...y mis ojos se pintan en tecnicolor.
De Alfonso XIII hasta los setenta. Niños de ayer y de un pasado más cercano , todo en una tarde de playa imposible ,sedienta de viento. En un rato se han entremezclado tantas cosas y ver la enciclopedia Álvarez me devuelve a mamá. Sin duda ese sitio tiene algo pues allí vi la exposición de Ouka Leele con ella.
Huele a café...o lo imagino, porque el aire es
austero y silencioso y la sala que emula un aula está presidida por aquél que sin saber cómo sumió aquella España en una tenue nube gris.
Amor por la patria y por la bandera ,mientras otros soñaban con regresar algún día al mundo de color.
No hay comentarios:
Publicar un comentario