martes, 6 de enero de 2015

¿Pedí un balón... o fue un niño melón?


Me encantaría participar en el concurso de lanzar el árbol de Navidad. Hoy me he levantado tristona y con una sensación extraña ,así que saqué el traje de soldado medieval del armario y aún estoy amoldándome a él por lo que pueda pasar. Con la tecnología las más noticias llegan antes de que acontezcan y aunque te toque de lejos empañan el día. Quizás si no has pasado por algo te sacudes antes el polvo hiriente y punzante, pero a mí me revuelve todos los cimientos y tengo que reconocer que a veces cuesta mucho mantener viva la llama ilusionante ante la vida, por eso lo del concurso lanzapinos me vendría genial...pero con la suerte de ciertos días...seguro que le salto un ojo al vecino pijosieso de enfrente y me mandan más de cien gaviotas para que choquen contra mi cristal.
El árbol no tenía regalos porque no estaba en casa quien no suele olvidarse, así que he visto a medias un concierto de mis lesbianos desde Asturies y me he puesto como una mona de Pascua por si la tarde quiere tener piedad y hace un cine con palomitas que me saque del letargo y de la pereza en la que he caído tras una entrada de año con bastante aire nebuloso costero y positivo ; porque puede me toque a mí hacer de reina maga y deba ser niña otro día, quizás compre una entrada para alguien ,quizás nos esperen los Reyes Magos de Vetusta.
 
 

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