jueves, 25 de abril de 2019

EN LA CIUDAD DE LA LLUVIA
Las gotas de color negro caían a una velocidad milimétrica, como si en la desolación, se abrazasen las unas a las otras. El cielo, por su parte, no quería demostrar otra cosa que no se pareciera al miedo; y sin embargo, nosotros, como si de dos lobos hambrientos se tratase, allí estábamos, mirándonos firmemente a los ojos, sabiendo que nada nos detendría. Janine, fue la última en dejarnos al caer su coche por aquél acantilado. Sabíamos que teníamos que hacer como si nada y convertir cada mentira en nuestro almuerzo. Lucas y yo, en algún remoto lugar, de La Ciudad de la Lluvia. Sin mapas ni brújulas, tan solo el guía que nos llevaría hasta Monteperdido, donde sabíamos que el niño, el último superviviente de la tribu Azul, nos estaba esperando, pues estaba escrito en las estrellas.

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