LEÍDA EN TRES DIMENSIONES

A veces ocurre,se dice,sucede...Las páginas te atrapan y por causas ajenas a tí se queda el último tramo en un rincón.
Te has quedado sin el broche final de un libro que espera impaciente a que lo termines,a veces porque sí,otras con un verdadero porqué.
Yo ya sabía lo que iba a pasar,era un libro de mujeres y reencuentros,de añoranzas y de deseos que vienen y van y que se cumplen o no.De gustos afines,amistad elevada a la enésima potencia y de algún viaje pendiente que quiero hacer.Lectura rápida y fácil que te deja buen sabor de boca.
Pero el martes cambió de repente mi percepción,con una pseudogripe y desde mi cama me atreví a desentrañar el tramo final de este libro con sabor a beso , a pan con queso y vino.
Algo se encendió en mí,sí esa bombilla LED que a veces cuando freno el ritmo resurge,diciéndome que faltaba algo en esas páginas que eran como la vida misma y que eran demasiado dulces y amenas ,con lo cual,demasiada dosis de irrealidad.Y llegó ,llegó ese sabor a hospital,a pasillos con olor a muerte y de últimas miradas que lo dicen todo cuando no salen las palabras y las lágrimas se reprimen.
Apuré las últimas letras y mi café y cuando las lágrimas y el sabor amargo de la vida iban a aflorar,un día de sol y de libertad y de recuperación me dieron mucho para pensar,pero sin ese peso tan inmenso que antes era plomo.Me sentí melancólica,pero con esa paz que te va dando el tiempo y otra perspectiva ,aunque no se olvide y cueste recordar.Este libro es de los que me leen a mí y no a la inversa y eso es de agradecer,a veces consuela saber que alguien vivió tu dolor y que lo superó.