Últimamente estoy quedando con gente más dispar. No me cierro a nada, de cada cuál saco lo mejor, en Otoño me gustan dos cosas: salir más antes de que me entre la pereza friolera(aunque es cierto que lo era más cuando era más joven) y pasar por ese ratito en el despacho con mi luz tenue ,libros o el ordenador. Ya no necesito tanto planificar ni tanto rato para asentar algunas cosas.
Es más, todo se me pasa mucho antes, las penas y los cabreos. No sé si es el hecho de sentirme tan libre a pesar de las ocupaciones y la economía (creo que el sueldo está administrado sin haber cobrado...)
El caso es que he tenido un fin de semana para mirar mi vida,lo que aún quiero y lo que ya no.
Muchas veces nos hemos sepultado en esas rachas de mala suerte cíclicas y ahora cuando todo ha pasado y ves que ciertas cosas no van a cambiar y otras de momento sabes que seguirán así ...tendemos a esa autocompasión y a esperar que algo de un giro que quizás sólo vendrá cuando empiezas a mover cosas. Yo comencé pintando ,moviendo muebles y abalanzándome sobre nuevos proyectos que a la vez me asustaban un poco tanto como que se me antojaban bastante interesantes. Y hoy por ejemplo,es un día de estos inocuos pero al fin y al cabo un día que está convencido de que la tarde se dará mejor porque quizás no pueda cambiar la realidad ni la mitad de lo vivido(¡qué ya me gustaría!) pero sí buscar esos huecos para que aunque a retazos o pequeñas pinceladas mi vida sea un poco mejor de lo que me tocó o heredé, eso sí , el esfuerzo es inherente ¡está claro!
Me entristece ver a quien no está a gusto y se conforma y tiene un sinfín de posibilidades...pero a veces cuesta tanto verlo, lo sé porque también estuve ahí.
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