miércoles, 15 de octubre de 2014

REBELDES

Solamente rodar y rodar en aquél viejo coche azul cobalto con la melena  al viento y sin ningún plan establecido. Volver allí, con el monasterio acechante y el embalse vigilando cada paso que dábamos. Aquél verano se acabó el orden para dar paso a aquellos días interminables con horas de sol entre el campos  y montañas sintiéndonos los protagonistas de todas las historias. Creíamos que aquello duraría en distinto formato, que el paso de los años sellaría aún más nuestra amistad.
Nada es eterno y un para siempre nunca dura lo de ayer, lo de antes; y la vida te estalla en la cara cuando  saboreamos el pesado plomo de algunos días que han venido demasiado pronto.
Ahora ,recorres tus viejas fotos con la yema de los dedos y vuelve por un momento la tibieza dulce y salada a partes iguales cuando nos comíamos las horas en enormes bocanadas, cuando nos sentíamos invencibles aquellos días de 1994.
Algunos se han convertido en lo que tanto odiaban, sólo albergo una pequeña esperanza, aún no sé si será Marcos o Carla el portador de la llama de aquella antorcha.

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