DOS MUJERES EN PRAGA

A pesar de decirle que estaba emparejada y que me estaba costando seguir esa relación sin interrupciones a él no le importó. Paseaba por la Corredera después de pasarme por algunos lugares de la ciudad que parecían maravillosamente anclados en el tiempo, cuando me llamó. Atravesé la puerta del mercado de la plaza y subí las escaleras a regañadientes.

Nada más abrir la puerta se tiró a mis brazos sin preguntar y no pude decirle que no. Ambiente literario ,intriga y esa forma tan peculiar de contar las cosas.

No leo la última frase y nada más empezar el primer capítulo en el que la protagonista tiene que hacer ejercicios para denotar aún más depresión ,acabo casi haciendo volteretas en la cama de la risa.

Debí esperarlo, que estas cosas sólo se le ocurren a él, hablar de ser zurdo o no para llevar la contraria al canon establecido .Calles de Madrid que conozco, un escritor que lleva cinco años sin hacerlo, una chica con nombre corriente que quiere escribir un reportaje sobre el lumbago porque le llamó el nombre la atención en el metro y un personaje como es el de Luz Acaso que promete y ala que no sé por qué imagino con la cara de Lola Dueñas.

De momento llevo tres capítulos y no he podido parar de reír y creo que abandono de momento a Laurent Gounelle por Millás. Voy a empezar por tomarme un cafelazo ,eso sí por lo pronto cogeré la taza con la mano izquierda a ver si tomo perspectiva de todo. Sin duda creo que los zurdos lo hacen aposta por llevar la contraria, que todo al derecho es aburrido, que la gente finge lumbago y que además cojean para pillar aparcamiento a lo Jaime Walter...