CANCIONES PARA NO OLVIDAR
LA ORILLA DE CARLA
Con la magia de un
ilusionista el castillo emergió
de las aguas, al fin una tarde de arena
y sal. Supo que
había llegado el momento, y al
fin tras la larga espera, el vigía se
convirtió en Robinson. Cogió la radio que Carla le regaló años atrás y la pesada
mochila y sin apenas fuerzas remó para
encontrarse con ella. Se deslizó por el camino tantas veces sepultado por el
mar y con una última canción esparció sus cenizas para luego fundirse con ella
en el abrazo final.
Con Nina Simone de fondo, Paula
acaricia las letras que pronto serán cenizas. Ni un solo error, sentencia mientras deja de lado la
danza que precede la calma. Primera celebración coronada por
una sonrisa metálica
que corta el
aire. Sabor a culpa regada con
un buen vino y un
ligero aroma a incienso que suspende
el tiempo, el que no tiene.
Quedarse, nunca una elección, y prepara
una maleta donde esconderá un cepillo para la
culpa y un asesinato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario