domingo, 26 de mayo de 2013

NUECES DE VERANO

Y allí estaba ella ,con la mirada azul expectante  buscando entre el humo de aquél local una noche cualquiera de los años ochenta. Se encontraron como si siempre se hubieran estado buscando, como si fueran las dos caras de una misma moneda. Dos desconocidos bailando en la oscuridad ,buscando en algún rincón la luz que proyectaba el contrario.
Pasaron los días durante esos meses como si en cada beso, en cada caricia se les fuera la vida. Apuraban cada décima de segundo mientras los relojes en la oscuridad mascullaban que se tiempo se acababa en cada tic tac. Los instantes se iban poco a poco espesando sin que ellos se dieran cuenta formando poco a poco una neblina sobre su tejado.
Compartieron aquella pequeña buhardilla hasta que se quedaron sin oxígeno y el aire se volvió irrespirable. Las palabras que no dijeron y las verdades que ocultaron cayeron de pronto como una losa. Y con el salón aún lleno de cajas y viviendo  contrarreloj se les esfumaron una tarde de diciembre cuando ya no tuvieron nada más que decir. Había todo ido tan deprisa que ya no les quedaba nada y las sonrisas de corto  alcance sentenciaron su último encuentro, anunciando que no verían ya juntos el paso de las estaciones.
Todo lo que empieza tiene un final decía Marcos que quería vivir un nuevo verano , mientras Nerea se sumía en el más duro invierno de su vida. A veces los días encierran sus secretos y guardados bajo llave y cincuenta candados es imposible poder descifrarlos.
Salió de su vida con las manos en los bolsillos ,en un suspiro y tras cerrar con suma parsimonia la puerta de su casa azul. Una respuesta a ninguna pregunta sentenció ella con los ojos brillando en la oscuridad y Marcos no supo qué decir, ni siquiera él lo entendía. Pero no sucedió y los días borraron los años y poco a poco aquello se fue enquistando.
Hoy, han pasado más de veinte años y Nerea arranca su vida cada mañana donde la dejó aquella última noche de un mes de diciembre en una mítica calle del barrio más castizo de Madrid. Cada noche un intento, cada día una repetición...por olvidar, por recordar.
Es casi verano ,pero aún siente frío. En unas semanas irá de vacaciones al pueblo de Marcos, rumbo a la costa y se pregunta si le verá y si se dará esa casualidad de al fin poder olvidar o volver de nuevo a soñar . Cree tener la certeza y no sabe por qué de que será un reencuentro inesperado en la noche más larga del verano,y ella se siente como la protagonista de Nueces para el amor...y ya sabe cómo es el final.

2 comentarios:

  1. es lo q tiene las relaciones..
    yo tuve varias largas...
    otro acabas quemándote...
    por eso cuando conocí a mi marido nos casamos al mes siguiente....

    ResponderEliminar
  2. Pues genial si la cosa surgió así,yo no al mes pero no te creas...para qué estirar las cosas si se está bien. Estas parejas que se conocen con los mocos colgando y acaba en bodorrio..uff qué chungo jajajajjajaj Lo inspiró el relato de una amiga!

    ResponderEliminar