Ayer estrenamos obra de teatro, no era nueva , pero sí mejorada. El escenario... un psiquiátrico, personajes variopintos y escenas de lo más dispares con sorpresas varias. La música, otro protagonista esencial, como un personaje más. De nuevo volvieron los nervios, las risas detrás del escenario y esa sensación tan mágica que envuelve un día de teatro.
Mi papel esta vez era más pequeño e insignificante, pero no por ello menos merecedor del disfrute. Al fin y al cabo,todos hacemos la suma para que ese total que acaba en sonoro aplauso sea posible.
Hoy, queda el reflejo en la retina de una obra redonda y donde cualquier barrera impuesta desaparece.
La tarde comenzó bailando para relajarnos mientras la gente se acomodaba a ritmo de Safri Duo y para cuando comenzó la primera escena, el aire ya se había expandido estaba cubierto de polvo de estrellas brillante y etéreo como casi todo lo bueno y efímero.
Que bien te quedan los cascos.
ResponderEliminarjajajaja qué ganas de repetir ,al menos esto le pone sal a la vida
ResponderEliminarNiña.. eso se dice un poquito más de tiempo. Aunque de todas formas el día me venía fatal. Pero con tiempo... todo se alcanza.
ResponderEliminarPues en Junio toca centro cívico, así que ya sabes! Mila está genial
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