martes, 1 de abril de 2014

NUMEROLOGÍA



Los números ,al igual que ciertos seres u objetos estaban siempre presentes en su vida.
Cuando al fin creía olvidarle ,aparecía alguna señal que le recordaba que aún él no la había olvidado...lo cual era peor, porque se sentía la culpable de que en noches como las de hoy no pegara ojo. Ya nada les unía, apenas se veían y aún así el cosmos era así de cabrón y se lo recordaba una y otra vez. Pero ¿para qué? Quizás para hacerles más fuertes, quizás si existieron en otra vida el lazo era demasiado intransigente para romperse del todo.
Estas eran sus conjeturas cuando ya  no daba crédito. Pero por lo que no iba a pasar era por el recreo en algo fugaz y etéreo, por hacerse daño inconscientemente y de forma reiterada. Así que como no era suficiente con los libros, con escribir y con la actividad que había recobrado su vida, buscó en su libreta color caramelo al tiempo que  cerraba los ojos y se concentraba en formas y volúmenes. 
tiró la libreta cuando sintió que las manos le quemaban. Bajó a la calle sin saber cómo había bajado los cuatro pisos y se dirigió al Café del Mar. Llevaba un vestido blanco que hacía que se transparentara más de lo que le hubiese gustado y unas sandalias doradas y planas con las que parecía no rozar el suelo al andar.
Cuando llegó ,la puerta estaba entreabierta y no había nadie. No había gente en el local y tampoco estaba Carlos canturreando a la par que decoraba las mesas con flores naturales.
Vio su reflejo en aquél espejo y se cercioró de que dejaba muy poco a la imaginación con aquél vestido. Instintivamente intento taparse con el pañuelo de seda que llevaba en la mano, pero algo la retuvo.
Una mano firme la sujetó por los hombros . Detrás  había alguien, pero no acertaba  a verle en el espejo . Sus manos expertas la fueron serenando mientras acariciaba cada poro de su piel , fundida en aquella mirada incandescente. Sus ojos verdes a veces se tornaban dorados al fundir sus miradas.
Aquello era real, pero parecía de otro tejido , del que sólo se hacen los sueños.
Desde aquél día, 7, cambió su forma de ver el mundo y de percibirlo. Todo había sido un aprendizaje con 47 ,para llegar hasta allí, justo en el momento y lugar preciso.
El día que 52 entró en su vida todo lo estancado desapareció y empezó a removerse como un ciclón haciendo volátil todo lo que no le pertenecía ni formaba parte de ella, de su verdadera esencia.
Sus días transcurrirían entre la playa, el lugar del primer encuentro y el ático de Siete. Así permanecerían hasta que se volvieran a encontrar en la siguiente vida, porque nada era casual, aunque hubiera que causar un incendio para volver a encontrarse.
 
 
 

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