martes, 11 de marzo de 2014

ADIÓS


Me costaba horrores y se me hacía imposible , un día y otro deseaba ser capaz. Las fuerzas se me iban por la boca cuando soltaba la primera sílaba de una esdrújula; y con cada segundo que marcaba el reloj me iba desinflando como un globo, porque yo no quería, pero era necesario. Permanecimos juntos hasta que se curó de su caída de aquél árbol. Con cada cuidado, cada mimo y cada rayo de sol y a medida que se acercaba el buen tiempo, se acercaba el temido momento.
Nos miramos una última vez, antes de que yo  abriera su pequeña jaula; y con un suave movimiento elevo sus pequeñas alas para marcharse de mi mundo haciendo pequeñas piruetas. Ya era libre, yo también. Ambos podíamos volver al mundo que nos tocara o al que nos inventáramos, pero aún espero que algún día se pose en una de mis ventanas.

2 comentarios:

  1. Seguramente volverá... aunque tú no le veas.

    ResponderEliminar
  2. Esperemos que sí, en primavera todo es posible. Bienvenido a este pequeño universo!

    ResponderEliminar