LUCES Y SOMBRAS(SUEÑOS A CARBONCILLO II)

Atravesó la calle como alma que lleva el diablo y sin rumbo fijo se dirigió hacia el puerto. La estatua de Colón se mantenía firme y sintió náuseas al ver los barcos moviéndose ligeramente con el suave oleaje. Se agarró a la barandilla y cerró los ojos para tomar aire con más profundidad, esperando que éste rellenara cada parte de su cuerpo que se había quedado sin oxígeno y que parecía haberse rellenado de corcho blanco. Sacó una libreta del bolsillo de su chaqueta y acarició con los dedos un nombre y una dirección. Permaneció así  durante horas sentado en la misma posición, hasta que los cimientos y engranajes que formaban su cuerpo volvieron a engrasarse y de nuevo a funcionar.

De camino al estudio se encontraba más calmado y todo el sinfín de posibilidades que había imaginado parecían más lejanas e improbables pues quizás se trataba de alguna broma que provenía de alguien que admiraba su trabajo y con quien había coincidido tiempo atrás.

Las Ramblas estaban algo desteñidas con el día nublado, había menos turistas que de costumbre y El Liceo parecía menos majestuoso y más siniestro. Quizás, aún podía notar el fuerte latido en sus sienes al salir  de la tienda y el recuerdo de Elisa y una dirección de París como último recuerdo, habían conseguido dotarle un nuevo aire al escenario en el que transcurrían sus días, o más bien , de todos los que observaba a través de la ventana y que quizás vivían la vida que a él le habría gustado.

Decidió olvidar por un instante tantos fragmentos fugaces a gran velocidad, para centrarse en las noticias deportivas que anunciaban los titulares de algún periódico. Mientras  leía por encima, decidió llevarse un poco de todo para pasar aquellas horas tan extrañas que se debatían entre luces y sombras. Escogió algunas revistas de arte, un monográfico de Gaudí que le llamó la atención y un paquete de caramelos, además de un par de periódicos de distinta ideología para contrastar las noticias...o para matar aún más el tiempo. Ya en el portal ,se sintió más aliviado aunque preso de un cansancio extremo . Cuando llego a la puerta ,extrañamente decorada,estaba exhausto y con las fuerzas justas para encenderse un cigarro y abrir una lata de cerveza. Se tiró, literalmente sobre el sofá y escogió el primer ejemplar de prensa con los titulares más pequeños. Olió el papel, separó las páginas y llegó a la sección de cultura.

Aquello era más de lo que sus días sedientos y efímeros eran capaces de soportar. Toda la sección estaba ocupada por un reportaje dedicado a la galería Clottet. Aquello le resultó extraño, porque se las conocía todas y hasta ahora no había tenido noticias de su existencia. Hasta ahí, vale, podía soportar el peso de la ignorancia; pero que en un recuadro estuviera precisamente el cuadro que había hecho temblar cada parte de su cuerpo en la tienda de arte, ya era más inusual. Aunó fuerzas para regresar de la nevera con más cargamento de cebada, encendió otro cigarrillo y siguió leyendo entre la perplejidad y las ganas de saber. Tenía que haber algo más ,pensó e imaginó su complejo árbol familiar intentando hacer sus pesquisas. Decidió sacar una de sus lupas y sonrió al pensar en Marcos tan extravagante siempre y con aquella genialidad tan difícil de imitar; y sentenció que sin duda aquél había sido uno de los mejores regalos que le habían hecho nunca.

Acercó la vistosa lente al papel y un a ligera sombra describió de nuevo la estancia. El tiempo se congeló a medida que cada letra se fue haciendo palpable desde su retina al cerebro.

Releyó de nuevo incrédulo cada palabra y desechó la idea de que aquello fuera un golpe de suerte o al fin el éxito soñado en pos de apellido de alta perfumería.